sábado, 4 de mayo de 2013

Tan solo soy queso para gratinar

No creo en los astros ni en el horóscopo ni en nada.. pero me parece gracioso, metafórico decir que los astros se alinearon.. es como decir que fue una casualidad muy casual, un algo extraño, así que eso... y bueno en parte es verdad, fue del todo raro, extraño y como si los planetas se hubiesen alineado ese mismo día en ese mismo momento en el que ya no había escapatoria... en el que ya todo iba a suceder.. pero jamás de los jamases se me hubiese pasado por la cabeza que fuese a ser así...

Es muy sencillo y lo explico, para todo aquel que no esté en mi situación, o que no lo comprenda, pero tuvo que ser así y lo fue. Hubo un fin porque tuvo que haberlo, es decir, yo ya no podía más, mi cabeza parecía una bolsa de queso para pizza: rayada rayada. E iba a explotar, y como ya me conozco es mejor que no ocurra, y ya está, las cosas de la vida que van vienen empiezan y se acaban.
Y todo genial, pero yo sabía, a medida que lo decía, que por mucho que lo quisiera no iba a conseguirlo, no era como un niño que pide una piruleta y si la pide mucho mucho la consigue, no, era más bien como querer que crezca un arbolito, es decir, tienes que esperar a que por él solo crezca y a su ritmo. La pregunta que se te plantea es ¿cuál es ese ritmo? pero no lo sabes, tan solo necesitas espacio y tiempo.

Así que sin poder remediarlo esperé a que ese arbolito creciera, a que floreciera, dejando tan solo actuar al tiempo, y bueno, de sorpresa de sopetón un día ya sin darme cuenta los planetas se alinearon, todo cuadró perfecto, llegó, y sin escapatoria: incómodo momento.
La situación lo gritaba, las paredes se asombraban, nadie allí sabía como actuar, que hacer, que ficha mover en el tablero, si ganar con piedra, con tijeras o con papel, si con un alfil o un caballo, si hacer enroque o sacrificar un peón, era completamente una partida que había que reflexionar, y no había tiempo, ya todo estaba cuadrado, y no podías rendirte así como así.
Por lo que decides seguir hacia delante, arriesgarte, dejar todo a un lado y hacer como si nada, como si  el tiempo no hubiese pasado, y de repente si saber cómo te percatas de que ese arbolito ha crecido, que sin darte cuenta ya han pasado meses... siete meses sin importancia, que esa semilla maduró y se convirtió en un árbol.

Entonces tu cabeza comienza de nuevo, feliz, a volverse una bolsa de queso para pizza, sin saber cómo te debes sentir, sin saber cómo ha pasado, sin saber que tenía ese día de especial para que ocurriese eso, sin saber cómo puede ser que las casualidades se den tanto, sin saber cómo se han alineado tantos planetas en un día exacto, sin saber nada más que tu cabeza está como el queso para gratinar: rayada rayada.
Sabes que estás acostumbrada a tener cosas en la cabeza sin respuesta, y te sientes mal de comerte el coco, pero feliz de que ese árbol haya salido hacia delante, y aunque no sepas que hacer, sabes seguro que no va a volver a ser semilla y que una vez que los planetas se alinearon ya lo hecho hecho está.

Así que aquí me tenéis, feliz como un queso en su bolsa, dispuesto a ser llevado y echado donde sea para gratinar, rayado de felicidad (?) pero rayado muy muy rayado y feliz.
Y agradecida a los planetas por alinearse :D





No hay comentarios:

Publicar un comentario