viernes, 24 de mayo de 2013

Un papel, tres personas y un boli.

En clase de filosofía estamos dando las vanguardias, y uno de los ejercicios que tuvimos que hacer fue un cadáver exquisito con frases. Consiste en reunirse cuatro, dos, tres, unas cuantas personas y doblar un folio en cuatro partes, a cada uno le corresponde una parte y ahí debe escribir lo primero que se le venga a la mente, una frase, y al llegar al borde debe dejar marcado para el otro una palabra. De ese modo, el siguiente en su sección debe hacer o mismo comenzando con la letra que le han otorgado  y así sucesivamente todos los participantes. Una vez finalizado se abre y puede quedar un poema sin sentido o puede quedar algo más razonable.
No nos preguntéis cómo, porque sin ponernos de acuerdo ni nada nos salió nuestra vena poética y obtuvimos esto:


Y cuando el crepúsculo cede ante las estrellas soy el rey de todos mis dominios, sueños que se vuelven mares de alegrías volando, pero en última estancia, nunca se sabrá lo que la poesía es capaz de hacer y el enemigo de mi enemigo, oso que come miel y galletas, duerme tranquilamente en el ser, flores del campo que arcos de luz son.
Rafa, Santi, yo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario