jueves, 22 de agosto de 2013

Abandonenme a mi destino

Mi blog me va a odiar, por no escribirle, por no visitarle, por abandonarlo y no preocuparme por él.
Sin embargo si no escribo es que todo me va relativamente bien, aburrido pero bien, ya que: ¡Qué mayor inspiración de poeta que los malos momentos; los malos sentimientos; las rayadas; y todas esas cosas que quieres quitar de tu mente sacándolas y dejándolas guardadas, abandonadas!

Pero sin embargo si no hay momentos de mirar al suelo con una sonrisa inversa, de pensar en lo que hiciste mal, en los errores, en los intentos, si no existe de eso, la inspiración, como Bécquer diría, duerme en el fondo del alma como pájaro en las ramas esperando esa mano de nieve que sabe arrancarlas, esa voz que le diga levántate y anda. Pero nadie arranca las notas, nadie le dice nada, y ahí se mantiene, guardada, descansando, durmiendo, hasta que alguien, el propietario de esa notas, de esa inspiración las saque de su hibernación para mostrarlas al mundo.

Así que mientas, ausente, evadida, alejada, con leves vaivenes, subida y bajadas, permanezco leyendo, estudiando, aprendiendo, experimentando, conociendo y disfrutando alejada de todo, abandonada por mi misma ante mi destino y ante lo que el mundo me quiera deparar. Así que hoy doy señales de vida, no estoy muerta ni en cuerpo ni en alma, tan solo dejo mi época becqueriana hibernando mientras busco mi inspiración en otros lados, o simplemente la dejo descansando...