martes, 8 de julio de 2014

Se esfuma, no perdura

Como todo en esta vida, y a pesar de que no queramos creerlo, todo lo que existe tiene principio y fin. Todo lo que llega se va. Todo lo que vuelve, se marcha de nuevo. Pensamos que al menos lo vivido es permanente, queremos creer que lo es, nos engañamos, pero hasta los recuerdos se esfuman sin dejar rastro alguno. ¿Qué sería de nuestra vida, de nosotros mismos si no nos basásemos en los recuerdos que creemos verdaderos para continuar? ¿Qué sería de un mundo que no tiene comienzo ni final? ¿Qué es realmente eterno?

Hasta el Sol un día se va a apagar, hasta la Luna desaparecerá, todos los poetas morirán y cuando no haya personas para leer, aprender y recordar, ¿que será de los sonidos cuando no haya oídos? ¿qué será de los colores cuando los ojos no los formen? ¿qué será de todos aquellos pensamientos, sentimientos, emociones cuando no existan mentes que los rememoren? Es más, ¿qué seremos, quiénes nos recordará cuando todos los que nos conozcan y los que no hubiesen podido conocer ya no existan más? ¿qué será de nuestro paso por la Tierra si ningún ser humano está ahí para recordar?

No somos más que recuerdos que algún día se olvidarán